martes, 9 de febrero de 2010

La edad ingrávida


Entre capítulo y capítulo de mi novela voy madurando algún que otro relato corto.
El que sigue a continuación es uno típicamente mío. A partir de una idea surge una historia breve supeditada por completo a ella. En este caso fue la imagen de la tierra vista desde el espacio y la problemática de la edad de jubilación.

Espero que lo disfrutéis.

LA EDAD INGRÁVIDA.

Siempre soñé con contemplar la tierra desde el espacio. Creo que no conozco a ningún niño de mi generación que no haya querido ser astronauta al menos una vez. Cuando era joven solo unos pocos millonarios excéntricos podían permitirse unas vacaciones en el espacio. Ahora vivo en una estación espacial. Y no soy ni mucho menos rico, solo un escritor fracasado. No deja de ser gracioso que los tipos que soltaron veinte millones de euros por pasar una semana hacinados en el espacio sean los mismos que ahora pagan una cantidad equivalente por no mover su culo de la vieja Tierra.

Está mal que sea yo quien lo diga, pero fue a mí a quien se le ocurrió el apelativo de “ingrávida”… Los geriatras querían denominar “cuarta edad” a todos los centenarios que nacimos en el último cuarto del siglo veinte. Al final fue el título de uno de mis relatos el que popularizó esta acepción para todos aquellos que somos centenarios. Tras la quiebra del estado del bienestar para nosotros solo había dos alternativas. La muerte dulce en las clínicas Logan –la mayoría sigue prefiriendo esta opción, a pesar de sus sueños infantiles-, o bien una nueva edad de oro en las Factorías Orbitales.

Los geriatras que diseñan nuestros centros de trabajo en gravedad cero nos conocen muy bien. Saben lo mucho que nos gustan a los de nuestra generación las consolas y cualquier tipo de aparato electrónico. En realidad no son necesarios, pues todo es automático. La IA se limita a corregir nuestros errores y nosotros velamos por su mantenimiento. Pero las ventajas de trabajar en el espacio no se limitan a la lucha contra el tedio… Cierto es que pocas cosas hay tan satisfactorias como volver al trabajo después de treinta y cinco años en el dique seco de la jubilación. Pero sentirse útil no es nada comparado con la segunda juventud. La ausencia de gravedad no solo prolonga nuestras vidas sino que devuelve a nuestros músculos gran parte de la vitalidad perdida.

Este es un proyecto piloto. El millar de centenarios que habitamos las Factorías Orbitales somos pioneros. Cada año se nos unirán otros tantos más. De cualquier manera, ya nadie puede acusarnos de ser un lastre. Con nuestro trabajo no solo costeamos nuestros gastos sanitarios, sino que pagamos la pensión de nuestros hijos recién jubilados.

Mañana cumplo ciento un años. Será mi primera fiesta de cumpleaños en el espacio y voy a compartirla con treinta compañeros más. Bailaremos música de los 80, fumaremos marihuana y cuando la Tierra reciba los primeros rayos del Sol nos regalará unas vistas maravillosas. Hijo mío, soy muy feliz aquí y entiendo tu ansiedad. Te esperan seis lustros de aburrimiento. Ten paciencia y cuida de tus huesos, pues si consigues llegar a los cien podrás subir y compartir conmigo los placeres de la edad ingrávida.


Te quiere.
Tu padre Josep.
Factoria Orbital Recreativa, 1 de marzo de 2075.

jueves, 4 de febrero de 2010

Sola: un microrrelato de vampiros.

Hola a todos.

Nos propusimos escribir unos microrrelatos para SM y a mí me ha salido -por primera vez- uno de vampiros. Los que me conocéis sabéis que lo último que deseo es vivir eternamente y que por esta razón las historias de nosferatus no me atraen demasido. Así que es lógico el final de mi protagonista, ¿no?

SOLA

No quedaban libros que no hubiera leído. No existía región que no hubiese explorado. Del ser humano solo quedaban sus obras y leer era lo más parecido a tener una conversación. Después de miles de años, lo único que había descubierto era la aparición de nuevas especies que comenzaban a colonizar un mundo que había perdido a su mayor depredador. Estaba sola. Inmortal y eternamente joven pero sin nadie con quien compartir sus experiencias. Si el hombre era la conciencia del átomo el vampiro que se alimentó con el último de ellos había acabado con el único testigo de la creación. Cuando ella se cansase de existir, ya no quedaría nadie que diera cuenta de aquellas maravillas naturales. Pensó en escribir, pero ya no quedaban lectores. Hastiada de sentirse única, subió a lo más alto del túmulo y dejó que los primeros rayos de sol bajaran el telón de la historia de la humanidad.

lunes, 1 de febrero de 2010

Entrevista a Josep Martin Brown

La revista BEM http://www.bemonline.com/portal/
me ha hecho una entrevista.

La podéis encontrar en esta dirección:

http://www.bemonline.com/portal/index.php/entre-ushuaia-e-irondo-31/1128-hablando-con-josep-martin-brown

En ella no escatimo en detalles -sobre todo escabrosos- y al leerla podréis entender el proceso de construcción de un freakie...

Aprovecho para recomendar esta publicación. En ella escriben firmas tan conocidas como Domingo Santos y Sergio Gaut vel Hartman. También hay una interesante sección dedicada a las ucronías...

Ni que decir tiene que me siento profundamente agradecido por la iniciativa de BEM. A falta de recompensa monetaria por mi trabajo -paciencia, que todo llegará-, este tipo de cosas le llenan a uno de satisfacción.